El servidor público. «No todo vale», de Antoni Bayona, por Joaquin Tornos
Catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de Barcelona
El derecho es fundamental para una vida en sociedad. “No existe ni puede existir una sociedad que funcione al margen de unas normas que aseguren que las relaciones entre las personas que la integran sean mínimamente ordenadas, garanticen la seguridad y la convivencia entre ellas. Unas normas que también regulan las relaciones entre los ciudadanos y las instituciones públicas” .¹
El derecho público, el que se ocupa de organizar los poderes públicos y sus relaciones con los ciudadanos, legitima el ejercicio del poder, pero a su vez establece las garantías de los ciudadanos frente al mismo, y exige que el ejercicio del poder se lleve a cabo respetando las formas preestablecidas. Como dijo Benjamin Constant, es el respeto de las formas lo que nos protege frente a la arbitrariedad.
También el Parlamento, donde se ejerce la soberanía del pueblo, está sujeto al límite de la Constitución, la norma suprema. Y el Parlamento autonómico, al límite de la Constitución y del Estatuto de Autonomía.
El respeto de estos principios es consustancial a la democracia. Su respeto no puede obviarse ni relajarse en ningún momento, pues la democracia es un bien esencial para la vida del hombre, pero delicado. Y nos puede pasar como nos ocurre con el aire, que nos demos cuenta realmente de su existencia y su valor cuando nos empieza a faltar. Y entonces ya es demasiado tarde.
Por ello hay que reconocer la importancia de las instituciones creadas para la defensa de la democracia. Una de estas instituciones son los servidores públicos, en particular los que ejercen la función de asesorar. Personas con conocimiento y capacidad, que actúan al servicio del poder para mostrarle el modo de ejercer correctamente su poder y los límites del mismo. Recordando en todo momento que el poder debe ejercerse dentro del respeto de las formas jurídicas, pues son estas mismas formas las que les dieron el poder que ejercen.
Una posición destacada es la que tienen los letrados del Parlamento, como asesores de los diputados que a través del sistema representativo ejercen la soberanía. Las formas y los procedimientos parlamentarios son, por ello, esenciales en la democracia.
Estas reflexiones generales vienen a cuento por la publicación del libro de Antoni Bayona, No todo vale. Un servidor público ejemplar que, como el mismo dice, “cuando se pone en cuestión el mismo marco constitucional y estatutario o se aplica el reglamento sin respetar los derechos básicos de los diputados, no se puede mirar hacia otro lado y considerar que esto no atañe a un servicio de la Cámara”. Hay que ser consciente de que se está al servicio de la institución y no de la mayoría. Aunque ello pueda comportar la incomprensión del que ejerce el poder, del que se cree por encima del derecho en base a una autoatribuida legitimación que lo hace inmune al respeto de las normas.
No todo vale. “La calidad de una democracia es algo que concierne también a como se ejerce…aquí no vale la máxima de que el fin siempre justifica los medios”. El conflicto político que subyace al llamado procés no puede hacer desparecer la normalidad institucional.
Estas ideas y reflexiones se contienen en el capítulo segundo del libro comentado, “el procés y el oficio de jurista”, capítulo cuya lectura recomiendo vivamente.
Recomiendo también la lectura del libro en su totalidad para conocer las entrañas del procés desde la mirada de un excelente jurista y de un servidor público que vivió desde un lugar privilegiado los momentos más tensos de este camino equivocado. Pero este breve comentario quiere destacar mi agradecimiento a su autor (y en su persona a todos los auténticos servidores públicos) por el papel que jugó como letrado mayor del Parlamento catalán en momentos de gran tensión. La democracia necesita servidores públicos como Antoni Bayona.
[1] Las frases entrecomilladas se corresponden con fragmentos del libro de Antoni BAYONA, No todo vale, editorial Península, 2ª edición, Barcelona 2019.