Scots & Catalans. Union & Disunion, por Joaquin Tornos

Desde el nacionalismo catalán, Escocia se ha visto en los últimos años como un modelo a seguir para resolver el problema del encaje de Cataluña en España. En Escocia se celebró un referéndum  sobre su independencia, y lo mismo se debería hacer en Cataluña.

Pero la relación entre el caso catalán y el escocés ofrece muchos más puntos de interés, ya que la historia del nacionalismo escocés y catalán tiene muchas diferencias, pero también mucho en común, por lo que conocer sus respectivas historias de forma comparada permite conocer y entender mejor la realidad de cada una de estas naciones.

El esperado, y magnífico, libro de Sir John Elliott, Scots & Catalans. Union & Disunion (Yale University Press, 2018), analiza con rigor, brillantez y claridad estas semejanzas y diferencias en la historia de dos “autoproclamadas naciones que, al menos en el momento de escribir este libro, no tienen un Estado propio”.

La similitud de los casos escocés y catalán reside, en la actualidad, en el hecho de que al inicio del siglo XXI se ha visto resurgir en los dos territorios el sentimiento nacionalista, llegándose a plantear la separación respecto de los Estados con los que venían compartiendo su historia.

Sir John Elliott trata de aportar las claves históricas de estos dos procesos, no siempre iguales en el tiempo, pero ambos caracterizados por el problema que plantea en toda Europa la creación de los estados-nación ¿qué espacio de poder debe reconocer el poder constituyente a sus respectivas comunidades nacionales? La búsqueda de una respuesta a esta pregunta ha determinado todo el devenir de las reivindicaciones nacionalistas.

Sir John Elliott nos explica como desde el momento de las uniones dinásticas en España y el Reino Unido las diferencias para dar respuesta al problema común antes mencionado, y a las dos lealtades existentes en Cataluña y Escocia, han sido notables. Así, el crearse el Estado moderno tras la Revolución Francesa el Reno Unido es un Estado potente y floreciente, con el que Escocia colabora interesadamente. Por el contrario, España vive un siglo XIX convulso en el que la nueva forma de Estado centralizado no logra la adhesión de los diferentes pueblos que la conforman para construir un proyecto común. En el siglo XX el Reino Unido se cohesiona fuertemente por la participación en las dos guerras mundiales, mientras que España vive la tragedia de una guerra civil y la dictadura franquista.

Pero en 1979 las reivindicaciones nacionalistas vuelven a tomar forma en Cataluña y Escocia de modo similar. En el Reino Unido se plantea la Devolution (que fracasará) y en Cataluña se aprueba el Estatuto de Autonomía. De inmediato surge la pregunta ¿qué ocurre para que poco después la reivindicación por un mayor autogobierno, home rule, se transforme en el planteamiento de la ruptura, el breaking away, tanto en Escocia como en Cataluña?

Las razones no son idénticas pero ofrecen algunos puntos en común. La falta de respuesta de las políticas tradicionales a los problemas de un mundo globalizado, la crisis económica, el dominio de las corporaciones supranacionales, el incremento de la desigualdad social. Este conjunto de factores, nos dice el autor, “was an environment ready –made for nationalism populism”. El separatismo aparece para ofrecer una respuesta fácil, apelando a la nostalgia de un mundo que en realidad nunca fue.

En esta última afirmación se manifiesta, a nuestro juicio, una de las razones fundamentales del libro. Ofrecer un relato cierto de la historia de Cataluña y Escocia y de sus planteamientos nacionalistas, sobre el que poder sostener un diálogo constructivo y ofrecer propuestas realistas de futuro. Nada se puede construir sobre el fanatismo y la falsedad.

En este contexto Sir. John Elliott formula una reflexión particular sobre la convulsa situación que se vive en la actualidad en Cataluña. Afirma que sin olvidar las responsabilidades del Gobierno de España y su clase política, la mayor responsabilidad de esta grave situación cabe atribuirla a las instituciones catalanas, en la medida en que al margen de la ley diseñaron un camino (un “procés”) para construir un mundo propio irreal y sin valorar el precio a pagar por ello. Este mundo propio se sustentaba en una historia basada en verdades y falsedades, como la identificación que se pretende hacer de la España del siglo XX, y de la actual, con el régimen franquista. Es frente a estas falsedades, frente a los relatos históricos fundados en mitos y leyendas,  que Sir John Elliott quiere ofrecer un relato histórico cierto sobre el que se pueda dialogar para avanzar y dar respuesta al problema de cómo integrar la diversidad nacional en  los Estados actuales del siglo XXI, teniendo en cuenta la realidad cambiante del momento. De ahí el interés y el gran valor del libro. Un diálogo que debería también tener en cuenta lo que dijo Thomas Jefferson, frase con la que se cierra el libro: “government long established should not be changed for light and transient causes”.

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