Myths and Realities of Secessionisms, de Miguel Beltrán de Felipe. Una lectura muy recomendable, por Joaquín Tornos

En medio de la tensa vida política española en la que parece estamos  condenados a vivir, con un proceso electoral en ciernes en el que los nacionalismos radicales, español y catalán, van a situarse en el eje del debate político, me permito recomendar vivamente la lectura del libro recientemente publicado del profesor Miguel Beltrán de Felipe, Myths and Realities of Secessionisms, editado por Palgrave Mc Millan en 2019.

El libro se articula en tres capítulos. El primero  dedicado a los orígenes, causas y desarrollo del proceso secesionista en Cataluña. El segundo lleva a cabo un análisis del proceso catalán en el marco del derecho internacional y de su comparación con los casos de Escocia y Canadá y con las decisiones de los Tribunales Constitucionales de Alemania e Italia. El tercero analiza las “paradojas, errores y posibles pasos hacia una solución sosegada”.

En los dos primeros capítulos el lector encontrará una completa y fundada exposición de los orígenes del problema catalán y del marco jurídico y político nacional e internacional en el que situar el debate sobre la secesión de una parte de un territorio de un Estado occidental moderno.

Pero quiero destacar especialmente el tercer capítulo, en el que se trata de ofrecer soluciones poder salir de la grave situación que se vive en España.

El autor parte de la afirmación de que el conflicto catalán es un conflicto político que se ha desarrollado sobre la base de graves errores de las dos partes enfrentadas, el Estado y el Gobierno catalán. Por parte de los secesionistas el grave error de partida es haber iniciado un proceso hacia un objetivo imposible, sustentado en premisas falsas, jurídicas y políticas. Por parte del Gobierno español su mayor error es el haber respondido a las propuestas catalanas sólo con el argumento de la ley y el orden. Cada parte ha hablado sólo a un sector de la población, sin interesarle los argumentos que pudiera tener la otra y sin tratar de buscar un lugar común de posible encuentro y respeto para el contrario.

De forma particular el autor critica el uso partidista por ambos bandos del concepto de democracia y la falta de reflexión sobre conceptos básicos del constitucionalismo moderno actual como los de soberanía y nación al formular  sus respectivos puntos de vista.

En este sentido recuerda que las democracias modernas deben ser deliberativas, y los partidos deben tratar de defender valores integradores, por lo que lamenta la clara deriva hacia actitudes crecientes de confrontación. La democracia no es sólo la imposición del principio mayoritario, ni un valor que permita apelar a una legitimación al margen de la ley. En todo caso es un principio que obliga al diálogo y al reconocimiento de la legitimidad de las ideas del contrario. Principios que han faltado completamente en las posiciones de ambas partes.

A partir de estas premisas el libro trata de ofrecer alguna vía de salida a la difícil situación actual, reconociendo sus dificultades por el grado de confrontación que se ha enquistado en buena parte de la clase política  española y catalana. El punto de partida es reconocer la realidad en la que nos movemos. Por un lado,  la existencia de una demanda reiterada en los últimos años y sustentada por una parte importante del pueblo catalán a favor de un referéndum que permita llevar a cabo la secesión de Cataluña respecto del Estado español. Por otro lado, la inconstitucionalidad de esta petición. Así las cosas una opción es no hacer nada y limitarse a exigir el respeto del texto constitucional, y otra es tratar de reformar la Constitución para que pueda recuperar su función de norma integradora del conjunto de la población del Estado. Admitida la conveniencia de la reforma constitucional, ésta a su vez puede plantearse como una reforma de máximos, que incluya el derecho a la secesión, o bien como una reforma que defina de nuevo el modelo de organización territorial y que pueda satisfacer buena parte de las reivindicaciones catalanas sin incluir el derecho a la secesión.

De ambas opciones el autor opta por la segunda, al juzgar la primera totalmente inviable políticamente  tanto en España como en los Estados de nuestro entorno constitucional.

Situados en la opción de una reforma profunda del texto constitucional, que no suponga un nuevo periodo constituyente ni que pretenda reconocer el derecho a la secesión, el autor aporta algunas ideas sobre su posible contenido, y cita de forma reiterada como ejemplo de propuesta seria y razonable  el documento elaborado en 2017 por un grupo de profesores universitarios españoles titulado “Ideas para una reforma constitucional”.

Esta reforma constitucional, que podría incluso llevarse a cabo por el procedimiento no agravado, tal vez permitiría  recuperar en un momento inicial al sector nacionalista menos radical para el  debate constitucional y, posteriormente, podría llevar a este mismo sector a  votar a favor de la reforma.

Se analiza también la propuesta que en su día formuló el profesor Rubio Llorente de poder llevar a cabo un referéndum en Cataluña con la simple modificación de la ley orgánica del Tribunal Constitucional para cambiar el sentido del artículo 92 de la Constitución, opción que a pesar de su  interés descarta por los muchos problemas de orden jurídico y político que plantea.

El autor, pues, nos conmina a salir de la política  de trincheras, y a partir de una concepción sustancial del principio democrático que recoge nuestra Constitución, reclama la necesidad de convertir el debate político en un proceso basado en el diálogo transaccional, un dialogo que trate siempre de alcanzar soluciones integradoras de las diferentes opciones políticas. La reforma constitucional se plantea como el camino para ensayar esta nueva actitud.

Pero la realidad no permite tener grandes esperanzas. El libro se cierra con una cita de Gaziel en la que recuerda como en 1934 Cataluña hecho por los suelos un modelo que le hubiera permitido desarrollar sus aspiraciones de autogobierno. Y añade que se necesita calma y enormes dosis de paciencia para volver a una situación de normalidad dentro del conjunto del Estado. El libro de Miguel de Beltrán puede ayudar a fortalecer las actitudes basadas en el verdadero ejercicio de la democracia con el fin de lograr una solución al problema catalán, teniendo en cuenta  por otro lado que vivimos en 2019, dentro de la Unión Europea,  y no en el Estado soberano nacido de la época del Tratado de Versalles.

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