Euskadi 2016: sobre resultados y pautas de comportamiento electoral, por Francesc Pallarés

(English version).

Victoria del PNV
Como en todas las elecciones autonómicas celebradas, el PNV es el partido más votado (37,2%). A pesar del aumento de la abstención  gana 13.500 votos (aumento de 3,3 puntos) respecto a 2012.A notable distancia, EH-Bildu se mantiene en segunda posición (21%) pero pierde 50.000 votos (retrocede 3,4 puntos). Como ya sucediera por primera vez en 2012, las dos grandes fuerzas nacionalistas vuelven a encabezar los resultados en elecciones autonómicas. Entre ambas suman el mismo porcentaje que en 2012 (58%), pero su relación de fuerzas está ahora más desequilibrada a favor del PNV.

El PNV se ha reforzado como principal referente nacionalista. Su opción de una soberanía pactada le ha parecido más fiable al electorado que el rupturismo de EH Bildu. Además, en en contraste con la crisis de gobernabilidad española y la pérdida de credibilidad de los grandes partidos estatales, la estabilidad del gobierno Urkullu ha actuado como refugio del voto moderado temeroso de inestabilidad.

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Elkarrekin-Podemos concurre por primera vez a unas autonómicas y se sitúa en tercer lugar (14,7%), obteniendo 110.000 votos más que los recogidos por las candidaturas articuladas entorno a Unidad Popular-IU y a Ezker Batua-Berdeak. Contrasta con su condición de primera fuerza obtenida en las elecciones gnerales de 20D-2015 y 26J-2016. Los datos de encuestas indican que sus nuevos votantes proceden principalmente del PSOE y de la abstención, atrayendo igualmente anteriores votanes 2012 de Bildu y del PNV, en apoyo de políticas de cambio y transformación social frente a las desigualdades..

PSE (11,8%)  y PP (10,1%) quedan en cuarta y quinta posición. EL PSE pierde 90.000 votos respecto a 2012 que a su vez ya había supuesto un fuerte retroceso respecto a 2009. Perdida desde 2010 su condición de referente para enfrentarse a las políticas de  de erosión del Estadio de Bienestar, el PSOE ha ido experimentado desde entonces una continua pérdida de apoyos electorales, marcando en 2016 el punto más bajo. En estas elecciones, además, las resistencias en el interior del PSOE para construir una alternativa al gobierno del PP,  así como su alejamiento de un planteamiento multinacional del Estado, constituyen dos importantes factores específicos para explicar su pérdida de votantes en el País Vasco.
El PP continúa en su posición secundaria en el País Vasco (10%). Se trata del peor resultado obtenido en autonómicas o generales desde su “refundación” como PP. En continuado descenso desde 2001, los resultados cosechados desde 2012 le sitúan en los niveles de su “época oscura” durante los años 80.

Finalmente, Ciudadanos (2%) no consigue más que un apoyo muy residual.

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* En 2016 IU-Podemos está representado con la suma de porcentajes de ambos partidos

Elevada abstención
La abstención se ha situado en el 40% , aumentando 4 puntos respecto de 2012. En las 40 elecciones (excepto europeas) celebradas en el País Vasco desde 1980, la abstención se ha situado habitualmente entre 29-36% con sólo 10 excepciones (por arriba o por abajo). El nivel de estas elecciones se sitúa así entre los más elevados desde la autonomía.

En general las elecciones con competitividad ante una expectativa de cambio político contiene importantes incentivos a la movilización y la realización de campañas de confrontación, intenses. En ausencia de otros factores que pudieran actuar en sentido contrario, este tipo de elecciones registran elevados niveles de participación electoral. Las de 2016 en el País Vasco no encajan en estas características.  El PNV, partido en el gobierno, ha realizado una campaña con tono moderado y de baja intensidad. Referente obligado de pactos a los diversos niveles institucionales por parte de uno u otro de los principales partidos (EH-Bildu, PSE, Podemos, PP) no existían pues incentivos para una campaña dura en relación al PNV.  En todo caso la competencia se situaba entre los demás partidos para la consolidación/conquista de posiciones electorales ….. por detrás del PNV.

No existía además ningún acuerdo o planteamiento de alternativa política para Euskadi entre partidos de oposición. Más bien al contrario, su perspectiva institucional era una coalición o pacto con el PNV.  En definitiva, un escenario que no contenía incentivos específicos a la movilización electoral para conseguir unos un cambio y otros defender una situación que se considerara amenazada.

Todas las elecciones registran entradas y salidas en la participación respecto a procesos anteriores. En estas autonómicas, los datos de encuestas indican que si bien todas las opciones perden votantes hacia la abstención, PP y PSE presentan flujos de desmovilización más importantes tanto respecto a las autonómicas de 2012 como a las recientes generales de 2016. Por su parte, PNV y Elkarrekin-Podemos son los que muestran mayor capacidad de movilizar anteriores abstencionistas.

Comportamiento dual o proceso de cambio?
Los resultados han sido claramente diferentes de los registrados en las pasadas elecciones generales. Tradicionalmente ha habido cambios sistemáticos de comportamiento entre elecciones autonómicas y generales. Sin embargo los cambios entre participación en las generales y abstención en las autonómicas, así como el trasvase de votos a favor de partidos estatales en las generales y a  partidos de ámbito vasco en las autonómicas  ha tenido una expresión limitada. La actividad terrorista de ETA y las diversas estrategias en relación al terrorismo dibujaban una línea adicional de separación entre partidos que debía sumarse a la del eje nacional y al de izquierda/derecha. Ello originaba unos espacios políticos rígidos y con escasa permeabilidad.

El final del terrorismo y los cambios en el sistema de partidos a nivel estatal, se han expresado en cambios sustanciales en el sistema de partidos vasco, con procesos de transformación que han creado un contexto de  mayor volatilidad. En este nuevo marco, los resultados de las elecciones autonómicas han registrado cambios importantes en relación a las generales de 3 meses antes. El sentido genérico ha sido de incremento de los apoyos a los partidos nacionalistas vascos PNV y EH-Bildu, mientras han perdido apoyos los partidos de ámbito estatal. La incertidumbre política y la fase de recomposición en el sistema de partidos. En el juego entre los dos niveles institucionales los factores que incentivan el comportamiento dual van a mantenerse, pero su expresión en dimensión y estabilidad va estar condicionada por la coyuntura política en los dos niveles institucionales y por la recomposición del sistema de partidos en cuyas pautas de alineamiento electoral va a haber mayor volatilidad.

El gobierno
Con 28 escaños el PNV queda a 10 de la mayoría absoluta. Sin embargo no parece que pueda tener problemas para sacar adelante la investidura de Urkullu. En el caso vasco es necesaria la mayoría absoluta en la primera ronda, pero en una segunda votación se elige al candidato que tenga más apoyos, sin que sea posible votar en contra. Así, los 28 votos del PNV serían suficientes para elegir de nuevo a Urkullu como lehendakari,  siendo inverosímil una mayoría alternativa.

Dada la composición del Parlamento vasco, no parece que el PNV pueda tener grandes complicaciones para gobernar. Tiene vías diversas para hacer frente a la falta de mayoría absoluta: pactos de investidura, pactos de legislatura, acuerdos de “geometría variable” según los temas y/o el nivel institucional. Perspectivas que no son ajenas a la trayectoria del PNV.

Debe tenerse en cuenta que el PNV tiene pactos con el PSE en ayuntamientos y las tres diputaciones y los socialistas han dado su apoyo al gobierno de Urkullu. En principio ello  aporta argumentos para una vía de acuerdos con el PSE. Debe esperarse, sin embargo, a la resolución de la grave crisis interna que atraviesa el PSOE en estos momentos.

Por otro lado debe tenerse en cuenta que los partidarios del “derecho a decidir” son mayoría en la Cámara vasca, la mayor que ha existido nunca en este sentido. De todas maneras si bien PNV, EH-Bilu y Elkarrerin-Podemos comparten la idea, difieren en su plasmación concreta y la política para llevarlo a cabo. El mantenimiento de la política centralizadora que ha desarrollado el PP durante la pasada legislatura estatal, reforzaría la vía de acuerdos sobre este eje.