Anormalidad y polarización en las elecciones catalanas de 2017, por Francesc Pallarés
Catedrático de Ciencia Política de la Universitat Pompeu Fabra
La legislatura iniciada con las elecciones de 2015 finalizó abruptamente el 27 de octubre de 2017. Sin entrar en un conjunto de hechos ya conocidos, tanto la declaración de una non nata independencia como, anteriormente, la celebración del pretendido referéndum del 1 de Octubre han sido los sucesos referentes para graves acusaciones en sede judicial y han dejado un rosario de multas, imputaciones, y encarcelamientos preventivos de los principales dirigentes del Govern y de las organizaciones sociales favorables a la independencia. En conjunto, la campaña se celebra con el cesado President Puigdemont y otros cuatro consellers “exiliados/huídos” en Bélgica, mientras el también cesado Vicepresidente Junqueras, el exconseller Forn y los dirigentes de las dos grandes organizaciones civiles que han impulsado la reivindicación independentista, se encuentran en situación de prisión preventiva.
LA PARTICIPACIÓN/ABSTENCIÓN
El nivel de participación (79%) es el segundo más elevado de la democracia en Cataluña a escasa distancia del alcanzado en las elecciones generales de 1982. Representa un aumento de 4,1 puntos con respecto a las autonómicas de 2015 (¹)
Se trata de un fenómeno generalizado. Tanto por provincias, comarcas o municipios, se observan los mayores niveles de participación alcanzados hasta ahora.
Barcelona y Girona son las circunscripciones más participativas. El esquema “clásico” de las elecciones autonómicas con las circunscripciones de Tarragona y Barcelona presentando un nivel de abstención 3-4 puntos superior al de Girona y Lleida, ha ido cambiando paulatinamente desde 2012. Por una parte, los niveles son más homogéneos, siendo 2 puntos la máxima diferencia entre circunscripciones en 2017. Pero además se ha modificado el orden y Lleida aparece ahora como la más abstencionista, mientras Barcelona se ha situado junto a Girona como la más participativa. En conjunto es un esquema mucho más parecido al que se ha venido presentando en todas las elecciones generales.
La gran atención mediática recibida y una elección fuertemente polarizada con elevada carga emotiva son los principales elementos para explicar el elevado grado de movilización. La atención mediática es asimismo mayor que en anteriores elecciones autonómicas por parte de los medios de ámbito estatal (públicos y privados), apareciendo como elemento fundamental para explicar el aumento de la participación y el esquema más parecido al de las elecciones generales.
LA ORIENTACIÓN DEL VOTO
En términos de candidatura
La opción más votada ha sido Cs con 1,1 millón de votos (25,2%). Le siguen a escasa distancia JxC con 947.000 votos y ERC con 935.000. Claramente separado de estas 3 opciones, el PSC ocupa el cuarto lugar (600.000 votos). Con 325.000 votos CeC-Podem ocupa la quinta, seguida más atrás por la CUP y el PP con 190.000 votos.
Dos aspectos a destacar. Por una parte, es la primera vez que una opción no catalanista es la más votada en Catalunya, apareciendo como la opción considerada más útil para expresar el rechazo a la separación de España y a los efectos negativos del proceso independentista. Por otra parte, de manera parecida a las generales de 2015 y 2016 el porcentaje de voto de la opción más votada se sitúa en el 25%, el más bajo históricamente para la opción más votada en elecciones autonómicas o generales (anteriormente por encima del 30%). Es un claro exponente de la mayor fragmentación de la oferta electoral y las preferencias de los ciudadanos en esta nueva fase.
En términos de bloques
Sin embargo, más que el de ser la opción más votada, el planteamiento dominante de la elección ha sido el de confrontación de bloques definidos en relación a la independencia, al proceso independentista y a la relación Cataluña/España, aunque con connotaciones diferentes según los contendientes. Con apelaciones emotivas al sentimiento nacional, más españolista en el caso del PP y de apariencia más integradora en el caso de Cs. Por su parte, sobre la reivindicación de una república independiente, JxC y ERC apelaban también en primer término a aspectos emotivos relacionados con el repudio a la acción represiva del gobierno central contra el proceso independentista, el apoyo a los líderes injustamente en prisión, así como al retorno del “president legítim”.
Así, en términos de apoyo o no a la independencia, los favorables (JxC, ERC y CUP) recibían el 47,4% de los votos, por el 50,7% que suman los contrarios.
En términos de apoyo o no a la aplicación realizada del 155, claramente apoyada por PP, Cs y el PSOE (si bien el PSC se desmarcaba de sus formas más abruptas) y posiciones claramente contrarias en las otras formaciones, el balance ha sido del 55% de los votos en contra y el 43% a favor.
Finalmente, definidos en función de a favor o en contra de una mayor autonomía para Catalunya, el bloque contrario (PP y Cs) suma el 30,7% frente al 67,4% de los favorables. Es el único aspecto en el que se forma una mayoría clara a favor de una opción.
La fuerte polarización tiene efectos diversos en el seno de los bloques. En el bloque españolista Cs se configura como gran centro de atracción. En cambio, en el bloque independentista los apoyos se dividen a partes iguales.
Cs avanza sobre dos ejes, la absorción de anteriores votantes del PP y la movilización de nuevos votantes, abstencionistas en 2015.
Por su parte, la pugna por la hegemonía del espacio nacionalista en Cataluña ha sido motor fundamental que ha impulsado la vía seguida por el proceso político en Cataluña.
ERC empezó a disputar la “tradicional” hegemonía de CiU desde 2003 llegando a superarla en las Europeas de 2014. Después de su presentación en lista conjunta en 2015 todo parecía indicar que ERC sobrepasaría a CiU en estas elecciones. Sin embargo, no se ha producido y la situación ha quedado en momentáneas tablas.
DEL OASIS A LA METAMORFOSIS CONTÍNUA
En las elecciones de 2017 el sistema de partidos y los alineamientos electorales en Cataluña han mostrado una nueva estructura, inédita hasta entonces. En pocos años el sistema de partidos catalán ha ido variando casi de elección, sin asentarse ninguna de las formas presentadas. En los últimos 5 años han ido cambiando: el planteamiento/tema dominante de la elección, la oferta electoral, las apelaciones electorales de los partidos y los alineamientos/apoyos de los electores. Fruto de otra nueva situación completamente excepcional todo parece indicar que la estructura de 2017 tampoco se asentará. Nada que ver con aquel largo período en que CiU y PSC, articulaban de forma estable la escena electoral, con ERC, ICV y PP como acompañantes secundarios.
POLARIZACIÓN Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN
Los medios de comunicación han sido actores fundamentales en la creación de la polarización, del fomento de la dinámica de bloques. Más que aporte a la creación de opinión informada, su selección de la información, la jerarquización de la misma y su forma de presentación, se han dirigido fundamentalmente a la generación de reacciones favorables al bloque en el que se situaban. La simplificación emocional en los planteamientos y discursos de la mayoría de opciones encontraba una adecuada caja de resonancia en el relato desarrollado por los medios afines. Por una parte, los medios públicos catalanes y algunos privados radicados en Cataluña han sido el gran altavoz e instrumento mediático del nacionalismo independentista catalán, si bien los dos periódicos más leídos en Cataluña mostraban líneas contrarias a la independencia. Por su parte los medios públicos estatales así como los grandes medios privados de ámbito estatal han sido muy mayoritariamente el gran altavoz e instrumento mediático del nacionalismo unionista español.
La reconducción de la situación creada en Cataluña y en España, necesita otro tipo de enfoque de los medios.
(En una próxima entrega abordaré implicaciones y consecuencias).
¹- Incorpora los resultados del voto exterior (CERA), aún a falta de la publicacón oficial de los resultados. Dada su provisionalidad, el porcentaje de participación ofrecido por los medios es superior al aquí indicado debido a no incorporar el comportamiento de los electores del CERA (siempre con muy elevado nivel de abstención). Igualmente está también sobreestimado en los medios el aumento de la participación en relación a 2015 pues toma como referencia el nivel definitivo de entonces que sí incorpora los resultados del CERA.