De encuestas, (Des)movilización y resultados en las elecciones del 26J, por Francesc Pallarés

(English version).

El PP vuelve a ser el partido más votado con casi 8 millones de votos (32,7%) y 137 escaños, sumando 670.000 votos y 14 escaños más a sus resultados de diciembre 2015. PSOE, Unidos Podemos (UP) y Ciudadanos (Cs) pierden votos y aumenta la abstención. Se mantienen los mismos posibles escenarios para la formación de mayorías de gobierno, si bien el PP mejora su posición en detrimento de la izquierda.

La abstención del 33,4% (computados los votos CERA) es la más elevada  de la democracia en elecciones generales. Supone un incremento de 3 puntos (1,3 millones de electores) respecto al 20D. Si bien el aumento del abstencionismo es una pauta generalmente observada en todas las elecciones “de repetición”, el mantenimiento de un elevado nivel de competitividad  y de la expectativa de cambio, configuraban a su vez un fuerte incentivo a la participación.  ¿Porqué, pues, este incremento de la abstención? ¿De qué opciones de voto provienen estos electores? Volveré sobre ello.

Elecciones 26 de Junio de 2016: Resultados provisionales

Votos%/votantesEscaños Congreso
2016Dif.20152016Dif 20152016Dif 2015
   
PP7.906.185+668.59032,7+4,3137+14
PSOE5.424.709-120.70622,5+0,785-5
Unidos Podemos5.049.734-1.123.64220,9-3,271=
Ciudadanos3.123.769-390.75912,9-0,932-8
 
ERC629.294+27.5129=
CDC481.839-85.4248=
PNV286.215-16.1015-1
EH-Bildu184.092-31.4042=
CC78.080-3.8371=
PACMA284.848+64.4790 

Fuente: Ministerio del Interior

El PP ha planteado, su campaña sobre el eje de “moderación frente a extremismo” presentando datos que a su juicio indican  el éxito de sus políticas para la recuperación. Inicialmente su campaña es de “perfil bajo”, pero la segunda parte  introduce tensión y realiza un importante esfuerzo de movilización y llamada al “voto útil” alertando insistentemente ante la posibilidad de un gobierno de izquierdas encabezado por Unidos Podemos cuyos efectos presenta como catastróficos. Frente a los radicales y “extremistas”, pide el voto al PP como garantía de “moderación” y continuidad de su acción obra de gobierno, mostrándose partidario de un gobierno  de “gran coalición” con el PSOE. Junto al esfuerzo movilizador del partido, el peligro de UP y las bondades del PP son convenientemente presentados a través de los medios de comunicación públicos de ámbito estatal, especialmente TVE, y cadenas privadas afines En conjunto el PP obtiene buenos réditos de este planteamiento consiguiendo no sólo mantenerse sino recuperar anteriores votantes que el 20D habían pasado a Cs o se habían refugiado en la abstención. Presentados como casos de personas individuales los casos de corrupción, en los que el propio partido y gran número de sus cargos públicos estaban inmersos, parecen pasar a ser un “mal menor” y corregible, ante el “mal mayor” que suponía el peligro de un hipotético gobierno liderado por UP.  En conjunto el PP mejora su posición respecto a los demás partidos y al tiempo que también se refuerza la figura de Rajoy tanto externa como internamente.

Por su parte el PSOE (21,8%) queda en segunda posición y como primera fuerza de la izquierda. Experimenta un ligero retroceso perdiendo 120.000 votos y 5 escaños si bien la mayor abstención le permite recuperar unas décimas a nivel de porcentaje global (+0,7).  Se encuentra así en la posición a la que apuntaba la campaña que ha desarrollado: como primera fuerza de la oposición y habiendo erosionado la creciente implantación de UP. Sin embargo no ha recuperado votantes de Unidos Podemos, al menos de manera significativa. Junto a la crítica al PP, la insistente crítica a UP que ha estructurado la campaña del PSOE ha servido probablemente para debilitar a aquella coalición pero al mismo tiempo se incapacitaba para plantear una alternativa de gobierno creíble, sin poder indicar con quién buscaría acuerdos. En un contexto pluripartidista como el actual, el PSOE no aparecía como referente claro de gobierno que es el gran incentivo para generar movilización. Por ello no ha sido receptor significativo de las importantes pérdidas de UP. Ello no obsta para que en el marco del desencuentro entre las opciones de  la izquierda una parte de votantes de Podemos o IU en Diciembre haya pasado ahora al PSOE que a su vez perdería hacia la abstención votantes disgustados con la política de los socialistas y que no ven a Podemos como referente. La política de autolimitación del PSOE se ha configurado en el marco tanto de divisiones internas como de presiones externas. Los resultados ni debilitan ni refuerzan a Sánchez, indicando el mantenimiento de esta compleja situación. De todas maneras, dados los resultados de los demás partidos,  los sectores favorables a una “gran coalición” o a quedarse en la oposición, ganan posiciones frente a los que preferirían una Presidencia de Sánchez para un gobierno alternativo al PP.

Con el 12,9% de los votos Cs pierde 1 punto y casi 400.000 votos respecto al 20D. El voto útil de última hora hacia el PP parece la vía principal de sus pérdidas. Sin embargo no debe dejarse de lado la hipótesis de un abandono ante la incapacidad de Cs de encontrar una mayor concreción a su presentación como centrista. Desarrolla su campaña contra el inmovilismo y la corrupción por una parte  y el extremismo populista de UP por otra, presentando en positivo su posición centrista para articular pactos y su  propuesta de regeneración democrática. No contempla acuerdos de gobierno en los que esté UP y manifiesta que no respaldará un Gobierno presidido por Mariano Rajoy y tampoco se abstendrá para facilitarlo. No puede evitar sin embargo la pérdida del 12% de su electorado el 20D,  que en su mayoría parece haber pasado (¿vuelto?) al PP.  Los resultados son un toque de atención para Cs pero el liderazgo de Rivera permanece incontestado. Partidario de una gran coalición con PP y PSOE, sus votos serían superfluos en tal escenario, con el peligro de quedar muy marginado. Los resultados han debilitado su posición para llamar a “sentarse a hablar” a los dos grandes partidos, quedando más supeditado a que PP o PSOE le planteen su posible integración en una mayoría para la investidura o bien su abstención.

Unidos Podemos es la principal damnificada en estas elecciones. Ha perdido 1,2 millones de votos respecto a los resultados que consiguieron ambos socios por separado (Podemos e IU)  en Diciembre 2015. Es el gran tema a explicar en estas elecciones.  ¿Por qué han perdido estos votos?  ¿Dónde han ido estos votantes?   Deben tenerse en cuenta factores internos y factores externos. A nivel de factores internos la pregunta que inmediatamente ha surgido es ¿Ha funcionado electoralmente bien la coalición? En principio su aprobación en las consultas a afiliados/simpatizantes fue abrumadora en ambos partidos y las encuestas respondieron con una clara alza. Sin embargo la evolución de los resultados muestra una cierta relación entre las mayores pérdidas de UP y los mejores resultados de IU en el 20D. Pero también se observa una relación entre los mayores retrocesos de UP y los mejores resultados de Podemos el 20D. Es decir, en principio, las pérdidas de UP parecen venir tanto de los antiguos votantes de IU como de los de Podemos. Por tanto, quizás más que en el hecho de la coalición en sí, el origen del desapego de tantos anteriores votantes  esté en  la gestión de la coalición y en aspectos del planteamiento de la competición política y electoral.  Podemos es todavía una organización joven, con diversas sensibilidades en su interior, con vinculaciones poco intensas con su electorado y por lo tanto  más expuesto a la volatilidad electoral que los partidos tradicionales. La coalición con IU añade un nuevo elemento de complejidad. Es sintomático observar como en estas elecciones las pérdidas de votos se han centrado en los partidos “nuevos”. Así pues, ¿Ha querido ir demasiado deprisa para poder controlar la complejidad interna? ¿O bien o ha tenido que ir tan deprisa empujada por la dinámica de la competición?. Su estrategia electoral de entrar en “nichos” hasta entonces de otros partidos ha tenido poco tiempo de maduración y quizás por ello no ha sido bien entendida por sectores de sus votantes ni más allá de ellos. No sólo no ha podido captar nuevos votantes sino que ha perdido el 17% de los que tenía.  Todo parece indicar que la opción del grupo mayoritario entre estos votantes ha sido la abstención, mientras otro grupo habría pasado (¿vuelto?) al PSOE.

Sin embargo factores externos habrían igualmente coadyuvado a esta situación. El clima de opinión configurado a través de los medios de comunicación es siempre un factor muy importante en las elecciones y es más efectivo cuánto más consonancia existe entre los medios. En estas elecciones UP ha desarrollado la campaña y precampaña no sólo en un contexto de hostilidad por parte de los otros 3 grandes partidos, sino en un clima de opinión mediática que se ha caracterizado, según estudios de seguimiento realizados,  por la “muy escasa ponderación”  con la que Unidos Podemos y el liderazgo de Pablo Iglesias han sido presentados en la casi totalidad de los grandes medios de comunicación de ámbito estatal, realzando de manera destacada los aspectos negativos de su propuesta política y electoral. De todas maneras, normalmente para poder realzar los aspectos negativos de una opción tiene que haberlos, y mal haría UP de no tenerlo en cuenta.

En un próximo comentario me centraré en los pactos de gobierno que forzosamente han de seguir a estos resultados.

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