Repensar la universidad. Las memorias de Josep María Bricall y la carta magna de las universidades europeas, por Joaquin Tornos

El traslado forzoso a un nuevo despacho en la Facultad de derecho de la Universidad de Barcelona me ha obligado a desembarazarme de papeles y libros ya sin especial valor. Al mismo tiempo me he rencontrado con textos olvidados que he releído con nuevo interés. Uno de ellos ha sido la publicación de la Conferencia que el entonces Consejero de Educación de la Generalidad de Cataluña, el Dr. Josep Laporte, impartió el primero de febrero de 1990 en la Facultad de derecho de la Universidad de Barcelona, siendo yo Decano de la Facultad y Josep María Bricall Rector de la Universidad, con el título “Perspectivas de la Universidad en Cataluña”.

Entre otras consideraciones de interés, el Consejero de Educación, y Catedrático de Farmacología, afirmó lo siguiente: “el debate sobre lo que es y lo que debería ser la universidad debería ser constante”.

Esta apelación a un debate permanente se me ha hecho especialmente viva con ocasión de la reciente lectura de un excelente libro, y la constatación de dos efemérides destacables que tendrán lugar este año 2018.

El libro al que me refiero son las Memorias de Josep Maria Bricall, “Una certa distancia”. Bricall fue Rector de la Universidad de Barcelona durante ocho años y, entre otros cargos académicos y políticos, fue presidente de la Conferencia Europea de rectores de 1994 a 1998.

Muchas son las reflexiones de interés que se contienen en las muy recomendables 240 páginas de las Memorias dedicas a la Universidad (las Memorias también se ocupan de la política, la economía y la música). Pero quiero ahora destacar las referencias que se hacen a la carta Magna de las Universidades, aprobada en Bolonia, el 18 de septiembre de 1988. Una Carta que nació vinculada directamente a la voluntad de construir Europa, como expresó con bellas palabras uno de sus impulsores, el profesor Giuseppe Caputo, en su escrito “Por una Carta Magna de las Universidades Europeas”.

La Carta empieza reclamando a los Estados que tomen más conciencia que nunca del papel que las Universidades están llamadas a jugar en una sociedad que se transforma y se internacionaliza. De forma sintética La Carta consagra cuatro principios fundamentales en los que se sintetizan los valores tradicionales de la universidad adaptándolos  a las exigencias del momento en que se aprobó.

1. Como institución autónoma, la Universidad produce y transmite de manera crítica la cultura por medio de la investigación y la enseñanza. Esta autonomía que le garantiza independencia moral y científica de todo poder político   y económico debe servir para abrirse a las necesidades del mundo contemporáneo.

2. La actividad docente es indisociable de la actividad investigadora.

3. La libertad de investigación, de enseñanza y de formación son el principio fundamental de la vida de las Universidades.

4. La Universidad ignora  toda frontera geográfica o política y afirma la necesidad del conocimiento recíproco y de la interacción de las culturas.

Principios generales, pero que incorporan  grandes objetivos que trascienden la vida de una generación. La autonomía se define como un principio funcional, ya que se reconoce para que los universitarios se abran a las necesidades del mundo contemporáneo. La Universidad debe adaptarse continuamente a los cambios técnicos y sociales, por lo demás generalmente imprevisibles. La forma de gobierno de esta peculiar institución debe poder dar respuesta a estos retos.

Hoy debemos seguir debatiendo, y por ello me parece de interés destacar dos hechos que celebraremos este año 2018 que ahora empieza. En el 2018 se celebrarán los 800 años de la Fundación del Estudio General de Salamanca por el Rey Alfonso IX, y la Asociación Española de Derecho Administrativo celebrará en febrero, en esta ciudad, su Congreso anual, dedicado en parte al tema de la Universidad. Por otro lado este mismo año 2018 celebraremos los 30 años de la Carta Magna de las Universidades Europeas, lo que podría ser una buena ocasión para repensar sus principios y su necesaria actualización al momento presente. Como dijo el Consejero Laporte, el debate sobre la universidad debe ser constante, y desgraciadamente no siempre cumplimos con este deber.

1 Comment

  1. Un apunte breve: ¿Estas la universidades de Cataluña en condiciones de aportar contribuciones sólidas sobre lo que pueda ser nuestro devenir como sociedad después de décadas de sutil y tenaz impregnacion identitaria en buena parte de su cuerpo docente?
    No está obligado a responder, naturalmente.

    Le deseo salud y buen juicio para contribuir a sacar a nuestra sociedad, bien, del embrollo identitario en que andamos medio perdidos.

    Atentamente,

    Jordi, desde New Jersey

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